martes, 19 de julio de 2022

Maureen Dunlop: Primer aviadora de Guerra Argentina

 

 


 
Maureen Adele Chase Dunlop fue una aviadora argentina que formó parte de la Royal Air Force durante la Segunda Guerra Mundia

Nació el 26 de octubre de 1920 en Quilmes en la Provincia de Buenos Aires  Argentina. Hija de la inglesa Jessimin May Williams y el australiano Eric Chase Dunlop, quienes se habían mudado a la Patagonia para hacerse cargo de una hacienda de ovejas de una firma británica. Pese a que se educó en Argentina y pasó casi toda su vida adolescente allí, hacía frecuentes viajes al Reino Unido y en uno de ellos, a los 15 años, aprendió a pilotar aviones. Cuando regresó a América del Sur, falsificó su partida de nacimiento para recibir más clases y lograr el título de piloto. Cosa que consiguió a los 18 años, un año antes que estallara la guerra.

En, cuando Gran Bretaña entró en el conflicto bélico, Maureen decidió sumarse a los esfuerzos y presentarse como voluntaria de la sección Auxiliar de Transporte Aéreo (ATA) de la Real Fuerza Aérea (RAF). La ATA era una organización civil que si bien no entraba en combate directo, sus pilotos llevaban los aviones reparados a las zonas de conflicto, hacían de hospitales aéreos, realizaban tareas de mantenimiento y llevaban personal donde fuera necesario. A las mujeres que querían formar parte de la ATA se les exigió el doble de horas de vuelo en solitario que a los hombres: en total 500 horas.

Maureen pasó tres años hasta conseguir esta cifra y se marchó, en un buque mercante, desde de Buenos Aires hasta Inglaterra para incorporarse a la ATA.

Entre ellos destacan los Spitfire, los Hawker Hurricane, los Mustang y hasta bombarderos como los Vickers Wellington o los Avro Lancaster, ambos de 4 motores y capaces de cargar 2.000 kilos de bombas. Pero, su preferido fue el Mosquito de Havilland, un bimotor capaz de alcanzar los 11.000 metros de altura y recorrer 2.000 km de distancia. Maureen no entró en combate pero tuvo que enfrentarse a problemas graves, como cuando un motor falló en pleno vuelo y debió aterrizar, salvando su vida y la integridad del avión. O cuando al poco tiempo de despegar, el fuselaje de la cabina del piloto salió volando y debió continuar viaje hasta su destino.



Cuando terminó la Guerra, había acumulado 800 horas de vuelo, sus pares y superiores la reconocieron como una pilota muy fiable y fue una de las pocas (y de los pocos miembros de ATA) que mantuvo un puesto en el sector aeronáutico. De hecho, al poco tiempo se graduó como instructora de vuelo en la RAF y regresó a Argentina, donde trabajó como piloto comercial.

Nunca renuncio a la ciudadanía argentina

Instruyó y voló para la Fuerza Aérea Argentina, creó una empresa de taxis aéreos y voló activamente hasta 1969. Maureen regresó a Inglaterra, con su marido y tres hijos, en 1973, para fundar un criadero de caballos árabes de pura sangre. Cuando en 1982 estalló la Guerra de Malvinas, Maureen que tenía ambas nacionalidades, no quiso renunciar a ninguna de ellas. Pese a esta polémica decisión, en 2003 fue una de las tres mujeres piloto de la ATA que recibió el premio Guild of Air Pilots y Air Navigator’s Master Air Pilot de manos de la monarca británica. 

Falleció en mayo de 2012 en su hogar de Norfolk.

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