Se sabe desde la Antigüedad que clima y tiempo atmosférico afectan a la salud y
al bienestar de los seres humanos. Egipcios, griegos, romanos, árabes y otras
grandes culturas no pasaron de largo el influjo de las variaciones bruscas de la
meteorología y observaron como determinadas variables atmosféricas influían en
el comportamiento y estado anímico de las personas.
Entre estas variables se destaca el viento, una de las más influyentes debido a sus
efectos negativos en la salud mental.
En el siglo VI a. de C., Hipócrates, padre de la medicina, escribió sobre la íntima
relación entre tiempo y salud haciendo mención a los efectos nocivos de los
vientos del Sur. Así citaba “El viento “Austro” entorpece los oídos, oscurece la
vista, carga la cabeza y deja el cuerpo lánguido y perezoso”. “El viento “Aquilón”
produce horripilaciones, dolores, etc.”
Actualmente, los científicos de todo el mundo afirman con certeza que gran parte
de la población son vulnerables a los cambios bruscos de temperatura, humedad y
presión atmosférica. Se denominan personas meteorosensibles o meteorolábiles.
Las variaciones del tiempo atmosférico provocan en estas personas la aparición
de estados psicopatológicos que se desencadenan como consecuencia de
cambios y variaciones en la actividad neurotransmisora central.
El viento zonda es un fenómeno meteorológico que afecta nuestra región
cordillerana (Mendoza, San Juan La Rioja). La climatología del fenómeno, muestra
una distribución anual con un máximo en invierno. La mayoría de los casos
ocurren entre mayo y noviembre, y más de la mitad de los eventos se registran
entre mayo y agosto (otoño-invierno).
En la provincia de Mendoza el Dr. Benigno Gutiérrez (médico psiquiatra mendocino)es quien ha estudiado con mayor profundidad los efectos del viento Zonda en la salud
mental ya que no solo afecta el organismo sino también produce cambios
psicológicos en los individuos, quizás sea el punto de partida de muchos
malestares. El mismo hace referencia a tres casos:
a- Cuadros depresivos,
bTrastornos
de angustia y
c- Dolores crónicos que afectan al 25 por ciento de la
población mundial.
Esto quiere decir que cada cuatro personas que transitan en la calle, por lo menos
una tiene alguno de estos trastornos. Algo muy normal es que el viento zonda
incida en los dolores crónicos más comunes: el de cabeza, espalda, cuello y
dolores articulares. Las personas que tienen tendencia a la jaqueca y a dolores de
cabeza de distinta índole reiterativos, se ven inmensamente influenciados por este
tipo de viento. Es más, muchos perciben que correrá zonda porque tienen siempre
el mismo tipo de dolor de cabeza.
Todo paciente dolorido (expresa el Dr. Gutiérrez) es un paciente deprimido, por lo
tanto, el dolor de cabeza va acompañado de depresión, mal humor, irritabilidad y
poca facilidad para el trato. Los llamados trastornos de ansiedad, tienen como
común denominador un estado que se llama angustia de expectación. Esta es una
angustia difusa que no se aplica a algo en especial, no es una angustia o miedo a
un delincuente, por ejemplo, es un miedo difuso y generalizado; a todo y a nada
en especial, y hace que la persona viva inhibida, retraída e insegura. Cuando corre
viento zonda esto se exacerba. Este es el origen del pánico, de los ataques de
angustia, de los terrores nocturnos y de los trastornos del sueño. En las épocas en
que corre más zonda, aún cuando no lo hace en superficie, las personas que
tienen angustia de expectación lo perciben porque se sienten más agobiadas,
tristes, miedosas y no saben de qué se trata. Esta es una de las maneras en que
influye psicológicamente el viento zonda.
En las personas que presentan trastornos psiquiátricos durante el mes de agosto,
época de mayores vientos zondas, las personas con cuadros depresivos tienen
mucha más tendencia a que los estados depresivos estacionales se manifiesten;
también son influenciadas por el viento zonda las tres patologías anteriormente
13
mencionadas y los cuadros epilépticos. Las personas que tienen epilepsia o la han
padecido en algún momento, o aquellas que han tenido crisis compulsivas febriles
en la niñez quedan vulnerables a los trastornos del humor y de la personalidad; y
son afectadas por cefaleas, irritabilidad, impulsividad.
Con el viento zonda también se modifican los comportamientos, los trastornos de
personalidad, irritabilidad, impulsividad, agresividad. Las personas que padecen
epilepsia de tipo “gran mal” cuando corre viento zonda se les incrementan los
síntomas notablemente y éste les influye negativamente. Ésta es una patología
neuropsiquiátrica porque tiene una vertiente psiquiátrica y otra neurológica, que
también se ve muy afectada por el viento zonda y los pacientes lo sufren
enormemente.
Los pacientes esquizofrénicos que tienen una patología muy influenciada por las
variabilidades estacionales, también tienen una exacerbación de síntomas; pero
menos que los depresivos o que los bipolares (oscilación de cuadros depresivos a
maníacos). Los pacientes bipolares, con sus cuadros maníacos alegres o con sus
cuadros maníacos disfóricos, también se ven muy perjudicados por el zonda y
aparecen las fases maníacas como consecuencia del mismo. Estas son las formas
más frecuentes de cómo el viento zonda incide sobre algunos trastornos
psiquiátricos.
Los efectos que produce el Zonda en este tipo de patologías no se pueden
eliminar, lo que sí puede hacerse es informar al paciente de tal manera que si
posee el cuadro de angustia de expectación sepa por qué esta así. Esto le
ayudaría enormemente a controlarse. Los pacientes que tienen jaqueca muy poco
se van a poder controlar simplemente por el hecho de que lo sepan. En estos
casos, ellos aprenden a controlar su dolor a lo largo del tiempo tomando pequeñas
dosis de analgésicos o de algún otro tipo de medicamento que les atenúa el dolor
de cabeza. En ese caso, ellos aprenden y lo toman, y lo ideal es que lo tomen
preventivamente porque las jaquecas varían, hay algunas leves pero hay otras
muy intensas con síntomas como vómitos, nauseas, descomposturas, que
generan necesidad de colocarse en cama y a veces de inyectarse analgésicos
endovenosos. Entonces, los pacientes que tienen estas jaquecas o tendencias a
ellas, lo ideal es que aquellos medicamentos que ya tienen detectados y les sirven
para frenar el inicio del dolor de cabeza que los tomen. Porque de esa manera se
van a evitar que se desencadene a pleno la jaqueca y se pasen ese día y a lo
mejor también el posterior al viento zonda muy mal.
De los cuadros depresivos se podría decir lo mismo. Los pacientes que tienen
tendencia a la repetición de éstos, quizás lo que más les convendría, el día que
corre viento zonda, por ejemplo, para las llamadas depresiones endógenas (depresiones que se movilizan desde adentro del organismo) que se queden en
sus casas y no salgan; porque de esta manera no tendrían que recurrir a
medicamentos ni a ningún otra cosa. Felizmente, el viento zonda muy intenso y en
el llano corre de vez en cuando y cuando lo hace es por unas horas, no es por
muchos días. Por eso es que se puede indicar que las personas que tienen
tendencia a la depresión muy influenciada por el viento zonda se queden en sus
casas.
El viento zonda afecta igualmente a mujeres y hombres, sin embargo los
cuadros depresivos, los trastornos de angustia, los cuadros de dolor y las
jaquecas afectan más a las mujeres que a los hombres. Esto en una proporción de
tres a uno, no significa que el viento zonda afecta más a la mujer; sino que hay
mayor predisposición femenina para ese tipo de patologías. Esto en lo que
respecta a trastornos psiquiátricos, hay muchos más trastornos de la salud que
son afectados como, por ejemplo, el asma, la hipertensión.
Como se dijo al inicio de la exposición la observación de la medicina con las
variables climáticas es muy antigua los efectos de fenómenos climáticos en la
salud no es nueva, desde la época de Hipócrates ya se tenía este conocimiento.
Son por demas notables los efectos psicofísicos
que pueden producir aún varias horas antes del
comienzo del Zonda en superficie, dando lugar a
síntomas de abatimiento, languidez, angustia, dolor
de cabeza, depresión, falta de coordinación e
hiperactividad que conduce al rápido agotamiento
entre otros, además de observarse un recrudecimiento
de las enfermedades cardiovasculares, asma
y un aumento de la mortalidad. Estos efectos psicofísicos se atribuyen en
la actualidad a la presencia de un desequilibrio Ió-
nico en las moléculas del aire el cual, excesivamente
cargado de iones positivos produce en el
hombre y animales la secreción de una neurohormona
llamada Serotonina (amina fenólica cristalina)
que genera respuestas a las amenazas no captables
por los sentidos, (Felix G. Sulman, Universidad
de Jerusalén) y que da lugar a la sintomatología
antes descripta.
“El proceso de “carga” del aire, puede visualizarse
a partir de una mol
écula estable donde
las cargas positivas y negativas se encuentran
equilibradas. Los electrones (de carga negativa)
periféricos y casi 2000 veces mas ligeros que los
protones (de carga positiva), son mas fáciles de
desplazar por diversos procesos, como ser la fricción
intermolecular, dando lugar a una molécula
cargada positivamente. Este proceso, acentuado
por la falta de humedad ccapaz de equilibrar las
cargas, más la fricción adicional generada por el
desplazamiento de polvos y arenas impiden que
los iones positivos puedan neutralizarse con la tierra.
Por el contrario, la presencia de altos porce ntajes
de Iones Negativos se conoce como benéfica
de las funciones vitales de todos los seres vivos.
Existen estudios científicos en otros lugares del mundo donde hay vientos
similares al zonda, como el Foehn y vientos desérticos, los cuales analizan y
explican los efectos que produce estos vientos de similares características en la
salud. Además la observación clínica lo ha repetido a lo largo de muchísimo
tiempo, datan de muchos años. La población vulnerable a los cambios bruscos de
temperatura, humedad y presión atmosférica se denominan personas
meteorosensibles. La meteorosensiblidad constituye no sólo un fenómeno en el
que existen componentes más o menos subjetivas, sino una realidad biológica que
se explica mediante las leyes de la psicoquímica y la electrofisiología. Al conjunto
de agresiones psicosomáticas centradas preferentemente en la esfera del sistema
nervioso central y derivadas de la acción de los diversos agentes ambientales lo
definimos “estrés biotrópico”.
La biometeorología médica es la disciplina que se encarga de estudiar todos estos
procesos fisiológicos y patológicos asociados con el enfermar humano y dentro de
ella distinguimos la biometeorología psiquiátrica cuando nos referimos
exclusivamente a las enfermedades mentales.
El desplazamiento de grandes masas de aire y sobre todo las variaciones en la
polaridad e intensidad de la carga iónica de la atmósfera constituyen las variables
meteorológicas más frecuentemente implicadas en el agravamiento de diversas
15
patologías mentales. Diversas investigaciones médicas relacionan el tiempo
meteorológico y su acción sobre el sistema vegetativo, considerando la
electricidad atmosférica y la acción de los iones positivos y negativos inhalados
por el hombre a través del sistema respiratorio y la piel como el factor más
importante. Soyka y Edmonds, a mediados de los años setenta ya hacían
referencia en sus estudios sobre la influencia de la ionización ambiental en la
salud mental.
La Organización Mundial de la Salud y la OMM vienen prestando especial
atención desde 1975 a la electricidad atmosférica y a los procesos de ionización
en la baja atmósfera por sus claras repercusiones en la salud de las personas. Se
sabe que el cuerpo humano se comporta como una máquina bioeléctrica
polarizada y que es sensible a toda la actividad electromagnética de su entorno.
Los estudios realizados a partir de principios del siglo XX demuestran que cuando
el aire tiene una carga excesiva de iones positivos, adquiere efectos perturbadores
que afectan a la salud y al estado anímico de las personas. Los episodios de
Foehn y los vientos desérticos, como en nuestro caso el Zonda son claros
ejemplos de cómo una descompensación en las cargas eléctricas del aire puede
traducirse en la aparición o agravamiento de determinadas enfermedades
meteorotrópicas.
El investigador Rivolier señaló que la calidad y cantidad de cargas eléctricas
presentes en el aire es causa directa de profundas influencias psicopatológicas.
Generalmente estas cargas se encuentran en la atmósfera a razón de cinco iones
positivos por cuatro negativos, siendo este equilibrio esencial.
Los iones negativos, constituidos en parte por oxígeno, tienen un efecto tónico y
beneficioso, siendo normales en la naturaleza concentraciones de 2000-4000/cm3.
Por el contrario, los iones positivos, compuestos parcialmente por CO2, tienen un
efecto apático deprimente y alterador del sistema nervioso. Se calcula que con la
presencia de 1000-2000 iones positivos/cm3 en el aire ya puede aparecer
sintomatología.
Las meteoropatías causadas por el viento afectan al ritmo cerebral y cardiaco,
modifican la resistencia de la piel, cambian el metabolismo e incluso alteran la
polaridad de la membrana celular. Stampli y Regli (1947), Lotmar y Haffelin (1955)
estudiaron en Suiza como disminuía la resistencia capilar de las membranas poco
después de que se desencadenase un episodio de Foehn. Aritmasu (1957) llegó a
conclusiones similares en sus investigaciones en Japón. Las perturbaciones en los
campos electromagnéticos actúan sobre el agua corporal, de forma que las
propiedades físicas y la distribución de coloides que se encuentran en suspensión,
sufren cambios repentinos y plenamente perceptibles. Estas variaciones, junto con la alteración de la permeabilidad en las membranas celulares, producen dinámicas
alteradas de los flujos líquidos. Los cambios producidos en las propiedades físicas
de esos líquidos orgánicos provocan alteraciones en sus retenciones, en las
velocidades con que pasan a través de las membranas, en la presión sanguínea y
en el rendimiento del corazón. La capacidad de las células para absorber el agua
se ve afectada, al igual que la conducción eléctrica entre los tejidos y la
estimulación nerviosa.
El Foehn es uno de los fenómenos meteorológicos más interesantes de estudio
por su relación con las patologías mentales. En las áreas donde sopla Foehn hay
abundancia de cargas positivas, marcada subsidencia y casi ausencia completa
de ozono, siendo este fenómeno especialmente potente en verano. Las
propiedades eléctricas del viento Foehn se caracterizan por la existencia de los
llamados “sferics”, descargas electromagnéticas con un rango de frecuencia entre
1 y 100 KHz y una duración de 1/1000 seg, así como una intensa ionización
positiva del aire, del orden de 4000 cu/cm3.
El meteorólogo Manfred Curry y el investigador Wittmann ya mencionaban la
enorme importancia de los “sferics” por su relación con las alteraciones en la salud
mental. Podemos imaginar el efecto que puede causar un aumento de 15 grados
en tan sólo 2 horas en las personas que sufren estados de fragilidad emocional.
Es un cambio realmente notable de las variables meteorológicas temperatura y
humedad, que produce efectos muy negativos en las personas meteorosensibles.
Los cambios bruscos de temperatura del aire, especialmente cuando aparecen
asociados al viento, son inmediatamente detectados por el sistema hipotalámico
pituitario-renal, poniéndose en marcha una serie de mecanismos fisiológicos.
Parece evidente y contrastado por multitud de estudios realizados, que el Foehn,
así como los vientos terrales, cálidos y resecos, para el caso nuestro el Zonda
pueden gravar o aumentar localmente diversos trastornos psicológicos. Entre
ellos, destacamos por su incidencia los trastornos depresivos, estados de
ansiedad e inquietud, síndrome de agitación psicomotriz, irritabilidad, jaquecas,
disminución de la atención, excitación nerviosa y muy especialmente el aumento
de la agresividad.
Con el aumento brusco de temperaturas y la disminución de la humedad, las
glándulas endocrinas se excitan liberando adrenalina, e incluso agotan las
cápsulas suprarrenales en situaciones crónicas. El sistema nervioso y endocrino
se ve alterado, modificándose los niveles de azúcar en sangre, relación
calcio/potasio, así como los niveles de sodio, fosfatos y magnesio.
A lo largo del siglo XX numerosos autores han estudiado las relaciones entre
conductas humanas y corrientes iónicas del ambiente durante los periodos de
17
vientos secos y calientes. Investigadores como Helly (1920), Picard (1923),
Gampen (1932), Rohden (1933), Dull (1938), Oderwald (1939), Blumer (1945),
Meixner (1955) y Ballusch (1965)) ya relacionan viento Foehn con el aumento de
suicidios y crímenes. Zimmerman (1951) demuestra que cuando sopla Foehn se
produce un incremento de los niveles de 17-cetoesteroide de hasta un 300 %,
viéndose afectada la corteza suprarrenal. Faust et al. (1973) observan que las
personalidades depresivas son especialmente sensibles a determinadas
condiciones atmosféricas, destacando la asociación entre depresiones involutivas,
reactivas y suicidio con la aparición de episodios de viento Foehn.
El científico canadiense F. Soyka (1977) investiga este fenómeno llegando a la
conclusión de que una breve exposición a los iones positivos del "viento loco"
produce en un primer momento efectos beneficiosos, (sensación de euforia,
ansiedad e hiperactividad). Pero al cabo de pocas horas, este exceso de cargas
positivas induce al insomnio crónico, agotamiento psicofísico, depresión crónica,
cefaleas y especialmente, favorece la aparición de actitudes agresivas y violentas.
Las investigaciones concluyen que los vientos semejantes al Foehn, fuertemente
ionizados, coinciden con una frecuencia elevada de suicidios. En esta misma
investigación asocia viento Foehn y actividad frontal con la aparición o
agravamiento de neurosis y crisis esquizofrénicas. Johnson y Large (1980)
relacionan depresión reactiva y psicosis maniaco-depresiva con la dirección del
viento y valores altos de temperaturas.
RECOMENDACIONES A LA POBLACION
Información suministrada por Defensa Civil.
1. Cierre su casa lo más herméticamente posible, para evitar la entrada del aire
seco y caliente del exterior. Cubra con trapos húmedos todas las pequeñas
aberturas, como marcos de puertas y ventanas.
2. En casos extremos, trate de aumentar artificialmente la humedad del medio
ambiente interior de su casa rociando o regando el piso y las paredes.
3. Evite realizar esfuerzos y no se excite. Si es hipersensible a este meteoro,
consulte previamente al médico.
4. Trate de reducir al mínimo su permanencia en el exterior, evitando exponerse a
la radiación solar por mucho tiempo. Suele ser aconsejable tomar duchas de agua
fresca.
18
5. Evite la inhalación del polvo suspendido en el aire que arrastra el viento y
protéjase los ojos. Evite tocar objetos metálicos: su cuerpo puede producir
incómodas descargas de electricidad estáticas.
6. Sea precavido cuando se encuentre lugares descubiertos. Por momentos, las
fuertes ráfagas del Zonda pueden arrancar chapas, tejas u otros objetos de los
techos y arrojarlos con fuerza a grandes distancias.
7. Manténgase alejado de los árboles grandes y frondosos de madera frágil. La
fuerza del viento puede quebrar algunas de sus ramas y arrojarlas sobre usted.
8. No estacione su automóvil bajo los árboles. Instale descargas a tierra.
9. Si conduce, extreme sus precauciones.
10. Sea precavido con el manejo de materiales inflamables y elementos que
puedan provocar chispas o fuego, ya que la sequedad del ambiente durante la
presencia del viento Zonda eleva la posibilidad de incendios. Asegúrese de apagar
completamente las colillas de cigarrillos antes de arrojarlas.
11. Planifique las construcciones en función de la ráfaga máxima estadística para
su zona. Prevea los equipos de aire acondicionado con humificadores de
ambiente.
12. Planifique la forestación en forma tal que reduzca los efectos del Zonda.
Existen estudios micrometeorológicos sobre el comportamiento del viento cercano
a la superficie de la tierra.
13. En muchas regiones del mundo se postergan operaciones quirúrgicas ante la
inminencia de este tipo de vientos.
14. Evite volar, especialmente con aeronaves de pequeño porte. Si lo sorprenden
en vuelo las ráfagas, eluda las zonas sotavento de obstáculos orográficos, ya que
la turbulencia puede ser severa y generar fuertes corrientes descendentes.